sábado, 22 de julio de 2017

Poetas del Siglo XIX en Prosa
  • José de Espronceda

Obras
El estudiante de Salamanca”
El diablo mundo”
Poesía”

El estudiante de Salamanca



Sus fueros, sus bríos,
sus premáticas, su voluntad.
la calle del Ataúd
cual si de negro crespón
lóbrego eterno capuz
la vistiera, siempre oscura
y de noche sin más luz
que la lámpara que alumbra
una imagen de Jesús,
atraviesa el embozado
la espada en la mano aún,
que lanzó vivo reflejo
al pasar frente a la cruz.  



  • Miguel Riofrío


Obras:
    Nina (1847)
    La Emancipada
    Apuntes de viaje de un proscrito ecuatoriano (1863)
    María (1867)
    De la penumbra a la luz (1882)
    La casita de los homneros (1885)

La Emancipada


Los jóvenes enamorados, vivían atormentados por sus amenazas, no podían conversar libremente, utilizaban las cartas como una herramienta de comunicación, y en una de estas casrtas Eduardo le hacia conocer a Rosaura, que su padre había llegado a un acuerdo con el cura y las autoridades de la parroquia, para hacerla casar con don Anselmo de Aguirre, que para ella era totalmente desconocido, pero para los intereses de su padre, era un terrateniente ricachón que vivía en Quilanga. Ante el compromiso asumido por su padre, para realizar el matrimonio, Rosaura se resistió, y como reacción a este hecho don Pedro procedió a golpear brutalmente a unos indefensos criados, ante esta actitud de hostilidad, ella acepta el matrimonio y la boda se pacta para el día de los Santos Reyes, a pesar de que algunos amigos, trataron de hacerlo entender, el daño que le estaba ocasionando a su hija. el se ratificó en lo dicho, pretextandose en la biblia, que según él, había leído, que las hijas mujeres tienen que obedecer ciegamente a sus padres y a Dios.





Juan Montalvo


Obras:

Siete Tratados


En el primer ensayo, "De la nobleza", el autor reflexiona sobre las diversas causas que pueden originar la nobleza: factores hereditarios, diferencias sociales y de castas, diferentes cualidades personales —valor, virtud, talento— que después serían transmitidas, etc. Para el autor, la aristocracia como clase social carece de fundamento natural.
El segundo ensayo lleva por título "De la belleza en el género humano". Según Montalvo, el arte de la belleza es una de las ramas del saber humano perdida desde los tiempos de la civilización griega; el culto de la belleza conducía a todo: a la sabiduría, al gobierno, al arte y a la filosofía. La religión estaba ligada a la suerte de la belleza... El autor se extiende en divagaciones sobre la sensualidad, el amor y la belleza en distintas épocas, con un copioso anecdotario en el que desfilan personajes femeninos, que por el solo encanto de su belleza influyeron poderosamente en el curso de la historia. "El amor y la belleza componen ese universo de felicidad y placeres que sirve de contrapeso a las desdichas y pesadumbres que, por otra parte, son herencia nuestra".
Después de la "Réplica a un sofista seudocatólico", pasa en el siguiente ensayo a relacionar el vocablo "entelechia" de los filósofos griegos con el de "genio". El genio es lo sobrenatural, y su teoría explicaría la naturaleza de los ángeles y, para algunos, la realidad del alma. El ensayo "Los héroes de la emancipación de la raza hispanoamericana" está centrado en la figura de Simón Bolívar.



Dolores Veintimilla Galindo


Obras:
Quejas
Anhelo
Mi Fantasía
A mis Enemigos
La Noche Y Mi Dolor
Desencanto



MI FANTASIA


Te amo, porque eres triste como el suspiro de la brisa en las sabanas de la costa: sí, mi dulce fantasía; cuando te contemplo soy feliz, y mi alma siente ese dulce y melancólico placer que experimenta el viajero que ha atravesado un árido camino y después de muchos días encuentra un lirio sobre el cual fija sus ávidas miradas. Te amo como ama el poeta la musa que lo inspira, como el ermitaño la contemplación que lo arrebata hasta los cielos.
 Mira: ¿no has oído por la noche el suspiro del viento en el seno de las montañas, y el murmullo de la fuente al caer el sol en las desiertas colinas? Pues más tristes son las horas que paso lejos de tí.
 ¡Si tu me amaras cual yo te amo, si tú sintieras en tu pecho una chispa del volcán que hay en el mío!!!
 En las noches, cuando, fatigada por el insomnio, me pongo a meditar en el cielo y en el infierno, no encuentro para atormentar mi alma en éste, otro suplicio que tu desdén, ni para hacerla dichosa en aquel, otra gloria de tu amor.
 Dime: ¿no has visto en la mañanas de invierno caer de los árboles, al choque de los vientos, las gotas de agua, que la lluvia de la noche ha hasinado en el seno de las hojas? Pues más abundantes son las lágrimas que derramo cuando te busco a mi lado y no te encuentro.
 Mi dulce fantasía, ¿dónde estás? Mi alma ajitada por el entusiasmo que la inflama te busca pordos y no te encuentra. Ah! delirio pensando en ti: mis ojos extraviados recorren el firmamento y creen encontrarte en una de sus brillantes estrellas. Entónces, absorta de felicidad, vuelvo en alas de mi ilusión hasta tí, y allá en los cielos donde la felicidad y las miserias de la tierra no existen, soy feliz como los angeles delante del trono de Dios, pasándome anonadada delante de tí y deslumbrada con tu brillo.

Dónde estás mi dulce fantasía!! ¿Existes, eres una realidad o un sueño de mi mente? Por la mañana, cuando la tierra no es aún dorada por la aurora, creo escuchar tu voz en los acordes gemidos que modula el órganos del templo, en los lúgubres acentos que en esas horas despide la campana, que invita a los fieles a invocar a la Virgen. Entonces, trémula de emociones, mi alma se aniquila y quiere responderte, pero el alma que sufre carece de lengu












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